lunes, 24 de febrero de 2014

¿CUANDO? NOSOTROS POR EL

Hay gente que escoge biblias como comprar por Internet, leen en ellas a ver cual ofrece más por menos esfuerzo, cual fue traducida a su favor o cual esta más fácil de entender y ojala se lea sola, y es que el hombre siempre hace algo; si tiene garantía, compramos adquisiciones donde nos den el mayor respaldo, aún sabiendo que en el momento de comprar las cosas están en optimas condiciones, pero al primer error apelamos a la garantía y si podemos demandamos por nuestros derechos de consumidor, somos tan eficientes exigiendo, pero que pasa cuando debemos dar, se voltea la tortilla dicen por ahí, ofrecemos lo que podemos costear y lo vendemos como grandes suplidores, con lujo de halagos a nuestros productos y lo necesario para impresionar y vender imagen; más cuando aquello falla, decimos "Ha yo no sé yo se lo di bueno, seguro fue mal uso".
A veces la vida es dispareja y para malas garantías de intercambio que más que el ejemplo de nuestro señor Jesús, Él murió por nosotros, sin tener de nosotros la más mínima garantía de que le íbamos a seguir después de tan noble gesto, ha pero cuando buscamos sus bendiciones, nos sabemos al dedillo los versículos donde Jehova promete darnos esto, esto y aquello, más cuando tenemos que buscar los versos donde nos dice, que requisitos debemos llevar para tener dichas bendiciones, buscamos la versión de la biblia que los represente más suaves y fáciles de practicar.
Entonces señores dejemos las tonterías y seamos realistas:
Ya sabemos muy bien lo que DIos es capaz de dar, pero ¿cuando? va a saber él lo que nosotros vamos a ofrecer por tanta bondad, misericordia, amor, compasión y paciencia como la que nuestro señor Jehova nos tiene hasta el día de hoy, cuando en tu alrededor ocurra un triste infortunio en tu hogar talvéz, no te tomes tan a pecho las garantías que la biblia ofrece para reclamarle a DIos a tú favor como siempre, si no por el contrario; ve sometiendo tu ego y vanidad a la voluntad de DIos, para que cuando ocurra la fatal desgracia en lugar de cucharear como bebé, salgas al encuentro de Dios para que te de consuelo y valor, porque al fin y al cabo el es SOBERANO le duela a quién le duela y no somos quién para reclamarle. Bendiciones.

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