La mediocridad del profesionalismo
Ha ce unos días hablaba con una
amigo sobre sus aspiraciones futuras de vida y me hablo de un sin fin de
logros académicos, en los cuales figuraba claramente la necesidad de
ser mejor y más competitivo cada día, en relación a los demás. Mucho
sacrificio y empeño, desafíos tentadores que mostraban la importancia
de crear una isla inalcanzable entre su persona y los que para su
criterio no sabían pensar, en resumen me forme la idea de que cuando
mi amigo logre lo que me comento, posiblemente tendré que sacar cita
para platicar con él un ratito y probablemente se duerma escuchando el
tema de mi conversación.
Y es que como nos parecemos casi todos los
humanos, nos habla un hijito que añoramos ver una vez saliendo del
vientre de nuestras esposas y nos dormimos escuchando sus anécdotas y
vivencias diarias, bostezamos en su presencia y hasta cambiamos de tema
para no seguir poniendo atención y que hay de nuestros ancianos y
mayores nos cuentas sus recuerdos más preciados, aquellos que para
ellos fueron el molde de su presente, naturales historias sin
tecnicismos ni perfección narrativa o lenguaje de etiqueta, y pronto
buscamos galletas y leche para que se ponga a masticar lentamente y así
olvide la historia que nos contaba por su corta memoria gastada por los
años y los esfuerzos que posiblemente depositaron hasta en nosotros
para que hoy estemos flotando gracias a ellos, pero igual los
ignoramos.
PARA QUE TANTO EVOLUCIONA EL INTELECTO NUESTRO SI ELLO NOS ALEJA DE LA HUMILDAD Y LA PACIENCIA EN LA QUE FUIMOS EDUCADOS.
Lo vemos en muchos campo de la vida, por ejemplo que tal las
enfermeras, mientras más profesionales son menos agradable es su
atención y paciencia hacia los más débiles y es sólo un ejemplo de tanto
casos incluyendo el nuestro en el que mientras más avanzamos
academicamente, más nos alejamos socialmente de aquellos que nos vieron
crecer, por que no cabe duda que hay casos y excepciones a esta ley
natural, pero si no existe una profunda enseñanza espiritual en nuestro
proceder; dificilmente lograremos notar cuando herimos con nuestro
desenfrenado deseo de alejarnos de la inseguridad.
Incluso la palabra dice en Juan 15.5 lo siguiente:
"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en
él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer."
Entonces por más que avancemos y nos demos un status humano
inalcanzable para otros si DIos no es nuestra base, todo irá mal, en
lo básico y en los detalles porque ellos no se encuentran en ninguna
tésis académica si no en los corazones que se disponen a llenar los
requisitos de una humildad verdadera y sin fingimientos. Bendiciones.
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