lunes, 24 de febrero de 2014

La mediocridad del profesionalismo

La mediocridad del profesionalismo
Ha ce unos días hablaba con una amigo sobre sus aspiraciones futuras de vida y me hablo de un sin fin de logros académicos, en los cuales figuraba claramente la necesidad de ser mejor y más competitivo cada día, en relación a los demás. Mucho sacrificio y empeño, desafíos tentadores que mostraban la importancia de crear una isla inalcanzable entre su persona y los que para su criterio no sabían pensar, en resumen me forme la idea de que cuando mi amigo logre lo que me comento, posiblemente tendré que sacar cita para platicar con él un ratito y probablemente se duerma escuchando el tema de mi conversación.
Y es que como nos parecemos casi todos los humanos, nos habla un hijito que añoramos ver una vez saliendo del vientre de nuestras esposas y nos dormimos escuchando sus anécdotas y vivencias diarias, bostezamos en su presencia y hasta cambiamos de tema para no seguir poniendo atención y que hay de nuestros ancianos y mayores nos cuentas sus recuerdos más preciados, aquellos que para ellos fueron el molde de su presente, naturales historias sin tecnicismos ni perfección narrativa o lenguaje de etiqueta, y pronto buscamos galletas y leche para que se ponga a masticar lentamente y así olvide la historia que nos contaba por su corta memoria gastada por los años y los esfuerzos que posiblemente depositaron hasta en nosotros para que hoy estemos flotando gracias a ellos, pero igual los ignoramos.
PARA QUE TANTO EVOLUCIONA EL INTELECTO NUESTRO SI ELLO NOS ALEJA DE LA HUMILDAD Y LA PACIENCIA EN LA QUE FUIMOS EDUCADOS.
Lo vemos en muchos campo de la vida, por ejemplo que tal las enfermeras, mientras más profesionales son menos agradable es su atención y paciencia hacia los más débiles y es sólo un ejemplo de tanto casos incluyendo el nuestro en el que mientras más avanzamos academicamente, más nos alejamos socialmente de aquellos que nos vieron crecer, por que no cabe duda que hay casos y excepciones a esta ley natural, pero si no existe una profunda enseñanza espiritual en nuestro proceder; dificilmente lograremos notar cuando herimos con nuestro desenfrenado deseo de alejarnos de la inseguridad.
Incluso la palabra dice en Juan 15.5 lo siguiente:
"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer."
Entonces por más que avancemos y nos demos un status humano inalcanzable para otros si DIos no es nuestra base, todo irá mal, en lo básico y en los detalles porque ellos no se encuentran en ninguna tésis académica si no en los corazones que se disponen a llenar los requisitos de una humildad verdadera y sin fingimientos. Bendiciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario